4. El Antoniniano de Probo
El antoniniano reformado por Aureliano no va a sufrir prácticamente modificaciones hasta la reforma de Diocleciano, ni en peso ni en en la composición del metal, permaneciendo por tanto estable en el reinado de Probo. Esto debe ser entendido en términos relativos y con referencia al peso teórico, ya que es un hecho que en una misma emisión del mismo taller existen diferencias de peso importantes. Tomemos, por ejemplo, la serie AEQVITI de la ceca de Roma, que mostramos en una entrada de este Blog. Cada una de esas monedas fue emitida por distinta oficina de las 7 que componían el Taller de Roma en el año 282 dC. Pues bien, el análisis comparativo de sus masas nos arroja el siguiente gráfico:
El peso menor de 3,30 grs. lo da la moneda de la primera oficina mientras curiosamente la más pesada es la de la séptima oficina con 4,50 grs., más un gramo de diferencia entre las dos monedas (1,20 grs), o lo que es lo mismo, la de la primera oficina pesa un 27,87 % menos que la de la séptima oficina. Y es que, como bien señala Christophe Oliva en el estudio al que antes nos hemos referido, aun admitiendo una tasa de desgaste del 2 % del peso teórico del módulo (dijimos que entre 3,84-4,05 grs., según la proporción admitida sobre la libra) hay importantes diferencias entre el peso real de las monedas y el peso teórico que debería ser estable por definición. Los antoninianos de Probo más pesados, efectivamente, pueden llegar a los casi 6 gramos, mientras que los más ligeros a penas alcanzan los 3 gramos. Sin ir más allá de las monedas de este tipo que mostramos en este Blog actualmente, los pesos mezclados todos los talleres se sitúan en una horquilla que va de los 2,76 grs. a los 4,74 grs.
¿Cómo se explica esto? Pensamos con Oliva que la única explicación lógica que esta aparente anarquía de pesos puede tener es que los responsables de la acuñación estaban obligados a obtener un determinado número de monedas de una libra romana de metal, pero no existían directrices estrictas respecto al peso de cada moneda acuñada. Dicho de otro modo, los obreros del taller debían acuñar 84 u 80 antoninianos de una libra de metal, según la relación que se admita, sin tener obligación de emitirlas con un peso exactamente igual, ni siquiera dentro de una misma emisión y un mismo tipo (véase, por ejemplo, los dos ejemplares de RIC 170 mostrados en este Blog, con distinto peso y regularidad del módulo pese a tratarse de la misma emisión y tipo).
En cuanto al diámetro de los antoninianos, diremos que se mantiene bastante estable durante todo el reinado de Probo, con una media de 20 mm, lo que demuestra la estandarización del proceso de fabricación de los flanes. No obstante, es cierto que en el taller de Roma a partir del año 280 dC se opera una reducción del diámetro que se sitúa en torno a los 19 mm como consecuencia sin duda de un cambio en el método de preparación de los flanes, que no afecta sin embargo al peso. Como consecuencia de la reducción del diámetro de la moneda, los bustos se labran más pequeños y las leyendas se acortan.
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