Descripción
Tipo: Antoniniano (o aureliano) de vellón
Ceca: Siscia
Fecha de emisión: 277 dC
Anverso: IMP C M AVR PROBVS P F AVG. Busto radiado a la izquierda en manto imperial llevando cetro coronado por águila. Busto tipo H (RIC), tipo H2 (Bastien).
Reverso: ROMAE AETERNAE. Roma sentada en un templo llevando Victoria y cetro. En exergo, XXI VI.
Metrología: Peso: 4,04 g. Diámetro: 23,25 mm. Posición de cuños: 11 horas.
Catálogo: RIC 737. HO 490, Cohen 556. Alfödi Tipo 61, 6. Pink 50 [38]. Escaso.
Notas: Fue acuñado por la 6ª oficina del taller de Siscia, señalada con el numeral latino VI en el exergo del reverso. Pátina verde sin restos de plateado.
Ejemplar comentado: Procede de la Subasta 50 (10/07/2013) de Pliego Numismática y Coleccionismo SL (Sevilla, España), lote 152.
Comentarios
Como ya hemos tenido ocasión de referir en esta entrada, en abril del año 277, el emperador arribó con su ejército a Siscia (actual Sisak, Croacia). Llegaba allí procedente de Serdica (Sofía, Bulgaria). En el camino, tras adentrarse en Pannonia, hubo de atravesar su ciudad natal, Sirmium, donde fue recibido con grandes fastos por sus paisanos. La villa de Siscia, que no distaba mucho de Sirmium, celebraría también con grandes festejos de bienvenida la llegada de su compatriota, convertido por aclamación de las legiones en emperador de Roma. Una emisión de oro llevada a cabo por la ceca de la ciudad conmemoraría tal llegada o ADVENTVS (venida, llegada, advenimiento). Asimismo, dos emisiones en vellón plateado en el año 277, la segunda y tercera, celebrarían la visita del emperador con las leyendas ADVENTVS AVG y ADVENTVS PROBI AVG.
Pero Probo no podía permanecer mucho tiempo en Siscia, y de hecho no lo hizo. Urgía la ratificación de su cargo por parte del Senado, ya no podía esperar. Necesitaba, pues, partir para Roma con prontitud y así lo haría, dejando a buena parte de sus tropas en Siscia. Ello explica la continuidad en las emisiones conmemorativas por parte del taller local en ausencia del emperador. En efecto, la quinta emisión, producida ya en el año 278 y, por tanto, después de la partida del emperador, continua celebrando aquel acontecimiento con la leyenda abreviada ADVENTVS AVG, lo que sin duda -como apuntábamos- constituye un testimonio del mantenimiento en la provincia de buena parte del ejército, destinado a asegurar las fronteras.
Probo llegó a Roma entre mayo y julio de 277 y el Senado, como era de esperar, lo ratificó como emperador. Si hemos de creer a la Historia Augusta, lo confirmó en el cargo después de oír este primer discurso del nuevo Augusto:
«Vuestra clemencia actuó con corrección y regularidad el año pasado, padres conscriptos, al ofrecer al orbe de la tierra un príncipe, eligiéndole de entre vosotros, que sois los príncipes del mundo, siempre lo habéis sido y lo seguiréis siendo en vuestros descendientes. Y ojalá Floriano hubiera esperado vuestra elección y no se hubiera apropiado el imperio como si fuera hereditario, pues vuestra majestad habría elegido a él o a otro cualquiera. Ahora, por haberse apoderado del trono, los soldados me han ofrecido a mí el título de Augusto y lo que es más, aquellos soldados que poseen mayor sagacidad le han castigado a él por dicha usurpación. Os ruego que juzguéis sobre mis méritos, pues voy a intentar hacer lo que vuestra clemencia ordene». (SHA Vita Probi. 10. 2-4. Traducción Ed. Akal).
En este contexto, el taller de Siscia emitió en el año 277 tres tipos monetales que van a poner de relieve, por un lado, los orígenes panonianos del nuevo emperador, a quien presentan como el “Augusto de Siscia” con la leyenda SISCIA PROBI AVG(usti), a la vez que, por otro lado, van a reivindicar la herencia romana doblemente. Primero, con un tipo novedoso, muy poco usado en acuñaciones posteriores, que pertenece a la cuarta emisión de 277; bajo el reverso titulado ORIGINI AVGVSTI -comentado ampliamente en esta entrada– se representa una leyenda perfectamente conocida por el pueblo romano: una loba, llamada Luperca, amamanta a Rómulo y Remo, los míticos gemelos fundadores de la Urbs. En segundo lugar, bajo la leyenda ROMAE AETERNAE se representa a la diosa Roma en un templo. A este tercer tipo pertenece la moneda que es objeto de este comentario.
Vamos a detenernos ahora brevemente en el culto a esta divinidad y su constatación en el monetario romano, especialmente en el de Marco Aurelio Probo [1]
El culto a DEA ROMA
El origen del culto a Roma, como divinidad protectora de la ciudad del mismo nombre parece ser muy antiguo, pudiendo incluso remitirse a varias décadas después de la fecha que se tiene por fundacional de la Urbs (21 de abril de 753 a.C.). En esa misión tutelar, habría sido precedida por algunas divinidades como Angerona, aquella cuyo nombre no podía ser nombrado como narra Macrobio [2]. Según este autor, la imagen de la diosa Angerona se hallaba ubicada en el altar de Volupia (en la conocida como Curia Acculeia), cerca de la puerta Románula en la parte norte del Palatino. Su nombre se relaciona con el verbo ango, que significa atormentar, angustiar, por lo que esta divinidad sería la encargada de liberar de las preocupaciones y angustias. En este sentido, se llegó a identificar a Angerona con la divinidad oculta, de impronunciable nombre, protectora de la ciudad de Roma (Macrob., Sat. 3.9.4. Cf. Igualmente Plin., N.H. 28.2.4 y Serv., Ad Aen. 2.351.)
“En efecto, es cierto que cada ciudad tiene un dios bajo cuya tutela se coloca, y que una una costumbre misteriosa de los romanos, largo tiempo ignorada por muchos, mientras que ellos asediaban una ciudad enemiga que pensaban que estaban a punto de tomar, era invocar a los dioses tutelares [de la ciudad sitiada] mediante una cierta fórmula. No creían que sin hacer eso la ciudad pudiera ser tomada, o al menos ellos habrían visto como un sacrilegio hacer cautivos a sus dioses. Es por esta razón que los romanos mantenido oculto el nombre del dios protector de Roma, e incluso el nombre latino de la ciudad …” [3]
Dicha divinidad de nombre secreto, tutelar de la ciudad de Roma, sería sustituida con posterioridad por la diosa ROMA, numen protector de la ciudad que carece de vinculaciones familiares. Su fiesta se celebraría el 21 de abril coincidiendo con otras dos celebraciones simbólicas del calendario religioso romano: el aniversario de la fundación de la VRBS ROMA [4] y las Parilias [5], establecidas en honor de Pales diosa rural protectora de pastores y ganado.
La diosa Roma solamente ejercerá la protección de la Urbs y de sus ciudadanos, trascendiendo pronto al mito urbano y asociándose en seguida a la conquista, al triunfo del Estado y del pueblo romano. Es lógico, por tanto, que la representación de la diosa Roma aparezca en los primitivos bronces de la República, pero no vamos a ocuparnos por el momento de ello. Nos interesa por ahora profundizar algo más en la idea de la eternidad de Roma.
Para los antiguos romanos, lo sagrado se manifestaba continuamente en la vida cotidiana. El mito de de Roma no era una idea abstracta, como hoy nos puede parecer a nosotros, para ellos era algo absolutamente real e incuestionable, un elemento aglutinante de la propia sociedad romana que les llevaría a dominar todo el Mediterráneo. Como bien se ha escrito, el mito de Roma se desgaja en un sinfín de facetas, una de las cuales es la AETERNITAS ROMAE, que además es uno de sus pilares fundamentales. “El concepto de eternidad, en términos generales, se refiere a la capacidad sobrenatural de algo o alguien para perpetuarse en el tiempo, exaltando doblemente sus orígenes remotos y su futuro imperecedero. Al combinar este concepto con la ciudad de Roma, obtenemos una idea que formó parte del conglomerado ideológico de la Roma Antigua. Para los ciudadanos del Imperio Romano, la eternidad fue un principio esencial del Estado y además una justificación patriótica para extender su cultura inmortal hasta donde fuera posible.” [6]
No obstante lo anterior, se ha sostenido que la diosa Roma, que luego pasaría a ser llamada Roma Eterna, no parece haber recibido culto en la Urbs hasta principios del Siglo I a. C. Esto se debería, como ha afirmado Javier Andrés Pérez [7], a que la concepción de Roma como divinidad no se habría originado en terreno itálico, sino en las ciudades de Asia menor, conquistadas por los ejércitos de Roma durante los siglos II y I a. C. La tradición helenística de divinizar tanto a gobernantes como a personificaciones de las ciudades daría como resultado los primeros templos consagrados a Dea Roma en ciudades como Esmirna, Éfeso y Pérgamo. Desde allí, su culto se trasladaría a Roma, donde sería aceptado durante el Principado de Augusto.
A partir de ese hipotético origen, y en esto estamos de acuerdo con el citado autor, a lo largo de todo el período imperial se va a producir una asimilación entre divinidad, emperador y la ciudad, es decir, entre religión, poder y sede del poder. Los tres elementos comparten el mismo carácter sagrado y van a ser representados de la misma forma.
Templo de Roma y Augusto en Ostia. Levantado poco después de la muerte de Augusto. En su interior se encontraba una estatua de Roma vencedora vestida de amazona, que hoy se ha vuelto a levantar en el podio.
Pero realmente, ¿es eso lo que muestran los testimonios numismáticos? ¿Realmente no existen muestras monetales del culto a Dea Roma hasta la época imperial? La respuesta a ambas preguntas, en mi opinión, debe ser negativa. El monetario de la República Romana, desde los primeros bronces puestos en circulación entre 225 y 217 a. C. contiene abundantes testimonios, algunos de los cuales veremos a continuación. Un estudio de Santos Yanguas y otros ha sistematizado el culto a la diosa Roma en las monedas de la República . Incluso concluye que existe una posición preeminente de la diosa Roma sobre otros integrantes del panteón Romano en los bronces de la primera etapa (años 225-217 a. C.), si bien inferior a la presencia de Minerva. En las monedas de bronce que circulan a partir del año 217 a. C. parece decaer la importancia de la diosa Roma, figurando su efigie en monedas de pequeño valor. En los denarios de la República también son abundantes los testimonios de la diosa, aunque a partir de Sila (98-84 a. C.) parece abandonarse la invocación a la protección tutelar de Dea Roma sobre la ciudad y, en definitiva, sobre el Estado romano. [8]
Iconografía de ROMA AETERNA.
Refiere Javier Andrés Pérez, apoyándose en Carla Fayer, [9] que debemos dirigir la mirada a la Magna Grecia, pues la primera imagen que poseemos de la Dea Roma, divinidad que dio forma personificada al mito urbano de la ciudad, procede de un didracma de la colonia griega de Locri Epizefiria (Calabria), datada en el 204 a. C. En mi opinión, esto no es exactamente así, a menos que se refiera a la representación de ROMA AETERNA entronizada, y aún en este caso. O de que se trate de un error. Nos explicamos.
La representación de Roma personificada se encuentra ya en los primeros ejemplares de bronce de la República -ya lo hemos apuntado-, como un semis Craw. 19/2 datado entre 275-266 a. C., o el as Craw 21/1, que representa incluso en anverso y reverso a la diosa y está datado entre 269-266 a. C., entre otros. [10] Por tanto, hay representaciones de la Dea Roma en la numismática de la República romana anteriores a la fecha de acuñación del didracma que se cita.
As. 269-266 aC. Ejemplar de Craw. 21/1. Museo Británico.
Ciertamente existe un Nomos argénteo (BMFA 195,Kraay/Hirmer 293, HN III 2347, Jameson 449. SNG ANS 531), moneda de plata de tamaño y peso similar al didracma que representa en su reverso a la diosa Roma, indubitadamente pues la leyenda así lo indica acuñado hacia el año 275 aC. En el anverso, muestra la cabeza de Zeus a la izquierda con el monograma NE. En el reverso, Roma aparece sentada mirando hacia la derecha en un trono bajo, lleva una espada corta en la mano izquierda y apoya la derecha en un escudo. Delante, a la derecha, Lokroi, como Pistis, la personificación de la Fidelidad. La leyenda reza consecuente: ΛΟΚΡΩΝ ΡΩΜΑ ΠΙΣΤΙΣ.
Imagen cortesia de CNG Coins. Ficha completa en Coinproject.
Esta moneda se acuña en Locri para conmemorar de una manera inusualmente explícita, la alianza de Locri (Lokroi) con Roma durante la guerra contra Pirro. Locri inicialmente había luchado contra Roma, pero más tarde cambió de bando y fue bien tratada por los romanos a cambio. Tales referencias explícitas a los acontecimientos contemporáneos en la moneda griega son extremadamente raros, pero en este caso nos sirve para demostrar que la fecha de la representación de la diosa Roma entronizada es anterior, 71 años concretamente, a la que se señala por Javier Andrés Pérez en su, por otra parte, muy estimable trabajo.
En cualquier caso, esta representación de Dea Roma entronizada sirvió como modelo y fue posteriormente aceptado y utilizado por los romanos. Este modelo iconográfico, elaborado en el contexto griego, responde a los patrones de las divinidades griegas, concretamente al de Atenea. A Atenea siempre se la representaba en pie, mientras que a las divinidades menores se las representa sentada. Se importaría, pues, una imagen de la diosa como figura femenina sentada, que porta un yelmo o cimera, a con una lanza o cetro y, a veces, una pequeña Niké en la mano derecha; un gran escudo ovalado suele estar presente.
Así la vemos en el relieve reconstruido del Ara Pacis (ver foto superior) y así se la suele representar en las monedas, pero no tendremos que esperar al periodo imperial para contemplarla.
Un denario anónimo (así llamado por desconocerse el triunviro monetario responsable de su acuñación), Craw 287-1, acuñado entre los años 115 y 114 a. C. nos muestra a la Dea Roma sentada sobre dos escudos portando el cetro. Tiene la peculiaridad de representar también, junto a la Dea, a la Loba Capitolina, símbolo más extendido de la ciudad de Roma.
También encontramos a la diosa, representada en posición sedente, en el denario de Numerius Fabius Pictor, acuñado en 126 aC, si bien en este caso lleva un bonete de flamen en lugar de la Niké en su mano derecha.
Y, asimismo, sentada contemplamos a la diosa, siendo coronada por una Victoria, en un denario más tardío de M. Nonius Saufenas, acuñado en el año 59 a. C. (Craw. 421/1).
Existen otros ejemplos en el monetario republicano, incluso con la diosa Roma en posición estante (Craw. 281), pero no tratamos de ser exhaustivos.
Pero para ver la representación de la diosa ROMA AETERNA, perfectamente identificada con esa leyenda, ciertamente hemos de esperar al imperio. Se la representaría por primera vez en un áureo de Adriano (RIC 263a):
Imagen cortesía de Ars Classica y Acsearch.info
A partir de esta acuñación existen muchísimas que repiten el modelo en el período imperial.
ROMA AETERNA en el monetario de Probo.
En las acuñaciones de Probo, la representación digamos “clásica” de la diosa Roma Eterna sólo aparece en un tipo muy raro de antoniniano (RIC 742, HO 494 -el ejemplar abajo mostrado-, aunque hay un error en la foto en este catálogo, que está cambiada con la de HO 490) y en tres raros áureos, uno acuñado en Siscia (RIC 592) y dos acuñados en Serdica (RIC 826 y 827) .
Ric 742.HO 494. Imagen cortesía de The Probus site y Theo Majnik.
RIC 827. The New York Sale. Cortesía Acsearch.info
Existe un ejemplar más de antoniniano (RIC 407), muy raro, acuñado en Ticinum, con la imagen clásica de Roma entronizada pero que representa además al emperador junto a la diosa, recibiendo precisamente la Victoria que porta ésta en su mano derecha.
RIC 407. Imagen cortesía de The Probus site y Philippe Gysen.
En todos los demás tipos monetarios acuñados con la leyenda ROMA AETERNA y variantes, la diosa aparece dentro de un templo, similar al de la moneda que ilustramos con este comentario. A veces , la diosa lleva en su mano una Victoria y aparece simplemente sentada, como en nuestro ejemplar. Otras veces, toma asiento sobre un escudo y en su mano derecha porta un globo.
Del templo de la diosa Roma en la capital del imperio y de su posible representación en las monedas de la ceca de Roma ya hemos hablado en esta entrada anterior.
[1] Para saber más puede consultarse a Santos Yaguas, Narciso; García Martínez, Mercedes y Vera García, Carlos en “La diosa Roma en las monedas de su tiempo I: La República” Actas del XIII Congreso Internacional de Numismática. Madrid 2003. Pags. 635 a 642. Y también Santos Yaguas, Narciso y Vera García, Carlos en “La diosa Roma en las monedas de su tiempo II: moneda imperial pagana.”
[2] Macrobio, escritor y gramático romano, del último cuarto del s. IV d. C., cuyos datos biográficos son poco conocidos.
[3] Macrobio, “Saturnales“, Libro 3, capítulo 9. Traducido por nosotros del texto francés del sitio de Philippe Remacle.
[4] Ovidio, Fastos 1.802-808
[6] Andrés Pérez, Javier. “Aproximación a la iconografía de Roma Aeterna como vía de transmisión de un mito”. El Futuro del Pasado nº 1, pag. 349-363.
[7] Op. Cit. pag. 352
[8] Santos Yaguas, Narciso; García Martínez, Mercedes y Vera García, Carlos. Op. Cit. Contiene un muy ilustrativo estudio de la presencia de Dea Roma en el monetario republicano, con un completo estudio estadístico de tipos al que remitimos al lector.
[9] Op. Cit. pag. 355
[10] Santos Yaguas, Narciso; García Martínez, Mercedes y Vera García, Carlos. Op. Cit. Cuadro en p.661